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¿Qué son las energías negativas y cómo afectan tu vida diaria?

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A veces uno está haciendo todo lo posible por estar bien, pero hay algo que no se siente en orden. Hay cansancio que no se va con el descanso. Irritación sin una razón clara. Problemas que aparecen uno tras otro. O simplemente una sensación de peso, de que todo cuesta más de lo normal.

En muchos casos, eso tiene que ver con estar cargando algo que no es propio. Algo que no se ve, pero que sí se siente. Algo que interfiere en lo cotidiano, que te agota, que te frena. Y lo más común es no darse cuenta. Uno sigue, con esfuerzo, creyendo que es estrés, que es un mal momento, que es uno el que no está haciendo lo suficiente. Pero no siempre es así.

A veces, lo que hay que hacer no es seguir haciendo más, sino detenerse a mirar qué está pasando de fondo.


¿Qué son las energías negativas?

Cuando hablo de energías negativas, me refiero a cargas que pueden venir de personas, lugares, situaciones o vínculos que han dejado algo que no corresponde con tu energía. También pueden ser cosas que se activaron sin querer, por haber estado vulnerable, o por heridas no resueltas que siguen abiertas.

No es algo que se ve, pero se manifiesta en lo emocional, en el cuerpo, en los vínculos, en los sueños, en lo que uno proyecta. No es algo que uno se merece. No es un castigo. Pero sí existe. Y si no se reconoce, va ocupando más espacio del que debería.


¿Cómo saber si estás cargando algo que no te pertenece?

Estas son algunas señales frecuentes:

  • Cansancio constante, incluso después de dormir bien

  • Sensación de peso o de estar bloqueado

  • Cambios de ánimo sin una razón concreta

  • Dificultad para concentrarse o tomar decisiones

  • Conflictos que antes no estaban

  • Problemas que se repiten una y otra vez

  • Sensación de estancamiento, como si algo invisible te retuviera

Y a veces, todo esto ocurre al mismo tiempo. No tiene que ser algo extremo. Basta con que lo cotidiano se empiece a volver pesado, sin una explicación lógica.


¿Por qué le pasa a algunas personas más que a otras?

Esto le sucede con más frecuencia a personas sensibles, empáticas, generosas, que están muy abiertas hacia los demás y que no aprendieron a proteger su energía. También le pasa a personas que han vivido experiencias difíciles, que no han tenido el espacio o las herramientas para sanar ciertas heridas, y que han aprendido a funcionar desde el desbordamiento.

No tiene que ver con ser débil. Tiene que ver con no haber sido enseñados a cuidar lo más profundo: nuestra energía.


¿Qué puedes hacer?

Lo primero es reconocer que esto existe. No negarlo. No normalizar lo que no es normal. Empezar a observar con atención lo que estás sintiendo y preguntarte si tiene sentido, si realmente es tuyo, o si podría haber algo que se pegó y que ya es momento de soltar.

Un ejercicio simple que puedes hacer en la mañana:

Siéntate en silencio. Lleva la atención al centro del pecho y visualiza que desde ahí comienza a brillar una luz cálida, como un sol. Esa luz va creciendo y expandiéndose hasta rodear todo tu cuerpo. Imagina que esa luz te acompaña durante el día. Que te protege, que te cuida, que te recuerda quién eres.

Este ejercicio te puede ayudar a protegerte durante el día, pero lo que realmente hay que hacer es limpiar. Es importante que seas tú mismo quien lo haga, que te hagas cargo y no dejes pasar señales que ya se están manifestando.

Aquí puedes descargar una guía práctica para comenzar a limpiar energías negativas:
https://www.creatuvida.cl/pl/2148643909 

Y aquí puedes ver una clase gratuita sobre el tema en YouTube:
https://www.youtube.com/watch?v=_goAyY3h8fA&t=2198s  


Esto es algo que, culturalmente, nunca se ha tomado en serio. No se habla, no se enseña, no se nombra. Está totalmente fuera de los márgenes de lo aceptado, como si fuera un tema incómodo o vergonzoso. Pero la verdad es que todos, en algún momento de la vida, hemos tenido experiencias raras, cosas que no supimos explicar, sensaciones que nadie más validó, pero que estaban ahí. Y muchas veces lo vivimos en silencio, creyendo que estábamos exagerando, que era nuestra mente, que era mejor no decir nada. Porque eso es lo que se espera: que uno no diga nada, que no moleste, que no complique. Pero esto también existe. Y seguir ignorándolo no lo hace desaparecer.

Por eso es tan importante tomar autoridad sobre lo que uno siente. Hacerse cargo. Dejar de esperar que alguien más lo entienda primero para recién ahí darle valor. Porque esto también forma parte de estar vivos. Porque lo que no se nombra, te termina gobernando en silencio. Y ya es momento de cambiar eso.

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